Así se hizo: El valle interior (Almendra–1980)

El valle interior

Comencé a escribir este artículo a fines de 2011, cuando ni siquiera se rumoreaba sobre la enfermedad de Luis Alberto Spinetta. Al momento de terminarla ya nos encontrábamos a mediados de Marzo de 2012 y me resultó muy difícil acostumbrarme –¿en algún momento podremos hacerlo?– a la falta de “el flaco” entre nosotros.

Sirva entonces este artículo, como mi humilde homenaje a este gran ser, que tanta vida nos regaló a través de su arte y su música.

No puedo dejar de nombrar también a dos de los integrantes de Almendra
que gracias a Dios pude conocer a fines de 2011 y que terminaron de confirmar mis deseos de realizar un artículo sobre este disco.

Rodolfo García (con quién me crucé personalmente unos instantes gracias a la mediación de nuestro amigo/colaborador Alejandro Correa; y a quien también realicé una entrevista que fue publicada en este mismo número de la revista)

Y –por intermedio de él– a Emilio del Guercio a quien agradezco profundamente su participación en la realización de este análisis, ya que muy gentilmente accedió a responder, por correo electrónico, las preguntas que le hicimos y cuyas respuestas en más de una vez citaré a lo largo de este texto.

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Primer Contacto…

Mi primer contacto con este disco fue curioso.

Alrededor de mis 11 o 12 años (1987 más o menos) cuando comenzaba a descubrir el rock nacional argentino de la mano de Sui Generis, La Máquina de hacer pájaros, León (Gieco), etc. y conociendo solo algunos pocos temas de Spinetta… llegó a mis manos una de esas biografías de Almendra que se conseguían en los quioscos.

Ediciones en papel solo un poco mejor que el usado para imprimir los diarios/periódicos, conteniendo solo alguna foto central en color y el resto en riguroso blanco y negro, escritas vaya uno a saber por quién (aún hoy no lo recuerdo)…

y ahí… en un párrafo se leía algo así como “…Almendra, luego de su regreso en 1980… graban ‘El Valle interior’… un disco que no tuvo repercusión ya que mostraba a cuatro solistas distanciados más que a un grupo…”.

Me quedé con esa apreciación.

No había mucha conciencia crítica en mí a esa edad: si estaba escrito por algún periodista ¿por qué no iba a ser verdad?

Hace menos de dos años, buscando algo nuevo para escuchar en mi reproductor de MP3 en los viajes camino a mi trabajo –soy programador de PC– apareció una carpeta con este disco, los siete archivos comprimidos en formato mp3.

Lo pasé al reproductor y empecé a escucharlo. Realmente me “voló la cabeza”…

recordé ese comentario del ¿periodista? de aquella biografía ante mencionada y pensé “qué discazo me perdí todos estos años…”.

Es, a mi parecer, un disco injustamente olvidado dentro de la discografía de Almendra (y de la de Spinetta también, en contraste a discos como Artud aun siendo “El Valle…” tan obra maestra como aquel).

Un disco de esos que cuando uno quiere armarse un compilado personal (un grandes éxitos) finalmente termina colocando todos los temas: porque todos son impresionantes y no permiten elegir uno por sobre otro.

Hago aquí un comentario (entre paréntesis), que tiene que ver con la forma en que escucho música actualmente y la forma en que escuchaba música en esa temprana edad de los descubrimientos musicales.

Por esos años tenía un pequeño grabador General Electric (con transformador) que mi padre nos había regalado a mis dos hermanos y a mí y ahí se escuchaban los casetes (originales en su mayoría) miles de veces…
Y como no se podían comprar todos los días nuevos casetes, se escuchaban mucho cada uno de los que se tenía (en especial los más nuevos).

Así llegaba a conocer perfectamente cada disco, todos sus temas, sus letras, arreglos, etc. y en cada pasada mi oído descubría algo más…

Creo que con este disco pude volver un poco a vivir la experiencia de esa época… de escuchar pausadamente y “gustando” el disco: como si no existiera otro para escuchar… algo similar a lo que le ocurrió a Sergio Coscia con el álbum blanco de los Beatles.

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¿Difusión?

Volviendo al álbum de Almendra que nos ocupa, como decía, no tuvo mucha difusión.

Es más, en Internet misma –que en la actualidad suele ser una especie de arcón de los recuerdos donde se pueden recuperar ediciones viejas, olvidadas, piratas, grabaciones caseras, etc.– hay poco y nada sobre este trabajo discográfico.

Un poco quizás se deba a que en el momento de salir “a la calle” lo hizo justo al mismo tiempo que el primer álbum de Spinetta JadeAlma de Diamante” y también a que los integrantes de Almendra tampoco se preocuparon mucho por difundirlo:

No nos ocupamos de hacer demasiada promoción” –confirmaría Emilio Del Guercio, bajista de la banda– quizás porque privilegiaron el juntarse como músicos y amigos, y realizar giras por el interior del país.

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Un poco de historia

Almendra se separa por primera vez en 1969 (“… no fue una separación, fue una subdivisión.” diría Edelmiro Molinari en una entrevista en la revista Expreso Imaginario de Febrero de 1980).

Y a partir de ahí sus integrantes continúan tocando –entre otros– en los siguientes grupos: Spinetta con Pescado Rabioso y luego Invisible, Edelmiro Molinari en Color Humano, y Emilio Del GuercioRodolfo García con Aquelarre… (pero esto es otra historia)…

A fines de 1979 –al cumplirse diez años de aquella separación inicial– vuelven a reunirse (por idea de Alberto Ohanián) para realizar algunas presentaciones en vivo (6 en total) en el estadio de Obras Sanitarias (más conocido como “Obras”).

En una entrevista realizada a Luis Alberto Spinetta en 1986 (se las recomiendo, entren a https://www.taringa.net/+spinetta/entrevista-a-spinetta-1986_1g0h4o) nos cuenta acerca de la propuesta de “reflotar” Almendra:

…Fue positivo, porque Almendra tenía muchas ganas de tocar, nuevamente. Habiendo pasado todo ese ciclo de tantas cosas diferentes que hizo uno, siendo amigos muy cariñosos entre nosotros, que habíamos superado las diferencias conceptuales de una etapa del pasado, nos dispusimos a hacer un proyecto en otra dimensión. Una dimensión que nunca antes habíamos tenido en nuestro espectáculo. Eso lo hicimos gracias a Ohanián. Y lo hicimos tanto nosotros como Ohanián. Porque él era virgen en este negocio y tuvo en sus manos a un grupo que realmente, cuando volvió a tocar, removió Cielo y Tierra. Creo que todavía no ha sido superada la taquilla de Almendra, en Obras. Para darte una idea de la convocatoria.”.


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Como bien indicaba “el flaco” logran convocar –aún en el contexto de la dictadura militar que vivía el país (1976-1983)– cerca de 31.000 personas, todo un record para la época (¡incluso el humorista Caloi nombra su reunión en su famosa tira “Clemente y Bartolo”, publicada en el diario Clarín el 7/12/79!).

Una síntesis con lo mejor de estos recitales aparece en marzo de 1980 cuando el grupo lanza el álbum doble “Almendra en Obras I y II”. Dicho álbum se realizó en base a las grabaciones que hiciera Carlos Piris de los seis conciertos, con un equipo de 16 canales ubicado en un camión al costado del estadio, el otro sistema de sonido –el de la sala– estaba comandado por la consola de Héctor Starc, por lo que fueron necesarios dos micrófonos para cada voz e instrumento. Solo una breve mención respecto a este disco: no se pierdan la demoledora base de batería del tema Mestizo, que concluye con un largo solo por parte de Rodolfo García en el que da cátedra de virtuosismo unido a buen gusto y musicalidad: imperdible.

Luego realizan, además, otras 14 presentaciones en las que tocan en varias ciudades del país (arrancando el 21 de diciembre en el estadio Newell’s Old Boys de Rosario, Santa Fe), en Uruguay, y finalmente un recital –a modo de despedida– en el Estadio Mundialista de Mar del Plata ante casi 7000 personas.

Pero la idea de continuar juntos –más allá de la reunión– flotaba en sus cabezas, así como la de componer y grabar nuevo material (además de las cuatro nuevas canciones que ya habían incluido en el álbum doble: Espejada, Hilando Fino, Vamos a ajustar las cuentas al cielo y El Jaguar).

¿Por qué surge la idea de este disco?

Porque ya habíamos tocado de ese modo el año anterior (diciembre de 1979). Y repetir lo mismo no nos parecía digno de Almendra. Por eso resolvimos grabar un disco con temas nuevos y luego presentar un concierto en Buenos Aires” nos aclara Emilio Del Guercio

[ esté artículo continúa… ]

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    7 comentarios en «Así se hizo: El valle interior (Almendra–1980)»

    1. Y si…. el gran peso de Alma de Diamante y fundamentalmente la expectativa de esa epoca por la banda nueva que estaba armando Luis…(piensen en esa primera proyeccion de Jade con Lito Vitale, Pedro Aznar,etc)…hizo que este gran disco fuera y es uno de los mas olvidados y menos explorados de L.A.S…..
      Pero nunca es tarde para descubrir a Spinetta y seguramente en este mismo momento algun joven en alguna parte de Latinoamerica (gracias You Tube) ….algun joven estara sintiendo lo mismo que muchos años atras sentimos nosotros..
      Saludos
      Willy

    2. Sabia del disco que habian sacado en el regreso de almendra 1979 pero no le habia dado mucha atencion hasta hace unos siete años atras en un viaje a entre rios lo escuche y de ahi en mas paso a hacer mi disco favorito el valle interior hoy y siempre no dejo de escucharlo cada dia como decia luis supero mia espectativas.

      1. Sí Gastón, como cuento en el artículo: a mí me pasó lo mismo… es un disco injustamente olvidado y muy «enganchador»… sus temas son muy buenos musicalmente y también sus letras. Un gran abrazo! ¡Gracias por tu comentario! 😉

    3. En realidad, a mí el primer disco (Almendra I, con el famoso bufón triste) siempre me pareció un poco sobrevalorado. A raíz de ese sobrevalor, este álbum parece un poco opaco. Pero no es así. Es un discazo, entre jazzero y tanguero, y sobre todas las cosas, me suena muy argentino. Hermosa la voz de Emilio, y la cabeza armónica y melódica de Edelmiro. Las canciones todas hermosas. Para mí no tiene puntos bajos

      1. Gracias Gustavo por tu comentario. Es verdad: es una joya el primero de Almendra. Aún hoy suena increíble. Los 4 eran grandes músicos y con el tiempo se encargaron de demostrarlo! 😉

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