Enrique, máscaras y tangos

Foto: Paula Daniela Onorato – álbum completo de fotos en Facebook haciendo clic aquí.

Crónica del estreno de la obra Enrique, sobre Enrique Santos Discépolo, en la sala teatral La Comedia.

Tuvo lugar el pasado Domingo 8 de abril. Se trata de una comedia grotesco-musical interpretada por el inigualable Luis Longhi junto a Nicolás Cucaro y Eleonora Dafcik con dirección de Rubén Pires.

La obra transcurre en el camarín del teatro donde Discépolo brindara  su última función en diciembre de 1951.

Mientras se prepara para salir a escena, los fantasmas que desde niño lo acompañaron, empiezan a aparecer tanto en su mente como en sus propias palabras durante el dialogo que lleva con el empleado del teatro que lo asiste para comenzar la función.

Enrique busca en este joven, un cómplice para poder desahogar todo aquello que lo atraviesa desde su infancia y que no lo deja partir en paz. La ausencia de sus padres, el vínculo con su hermano, la soledad, el amor, las mujeres de su vida, la realidad social y hasta la filosófica idea de la verdad absoluta retumban en ese camarín plagado de emociones y pensamientos.

A través de sus letras y melodías, le muestra a ese joven su cosmovisión de la vida, lo aconseja, le retruca, lo desafía y lo escucha para poder El mismo entenderse y comprender el devenir de su carrera profesional, de su vida misma.

En esos diez minutos que tiene disponible antes de presentarse en el teatro que anunciaba sala completa, Discépolo le pide al joven que resuma su propia vida para poder desde esa experiencia escribir nuevos tangos y terminar Fratelanza, la letra del tango que escribía para su hermano Armando Discépolo.

En un dialogo imaginario con su hermano, logra sanar heridas de un pasado doloroso y solitario que lo llevo a tener una mirada crítica sobre la sociedad de su época y a buscar resaltar lo valores que él considera necesarios para la igualdad social.

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En esa mirada crítica no deja de exponer el modo manipulador de los medios de comunicación, el racismo de clases y de resaltar el rol de Juan Domingo Perón y Evita en esos años.

Aunque te quiebre la vida,
aunque te muerda un dolor,
no esperes nunca una ayuda,
ni una mano, ni un favor…

Se escucha cantar a Discépolo junto al joven para luego parafrasear en un juego de letras intercaladas sus grandes tangos tan populares como su idea del vínculo con el otro, del sujeto social.

Algunos acordes fueron trazados en esa última función de su vida y Cátulo Castillo los retomó poniéndole letra a su tango Mensaje intentando dejar el legado que Enrique cantaría a viva voz: “Bueno y nada más, que siendo bueno, no hay odio, ni injusticia, ni veneno que haga mal…

Luces, que crean climas, máscaras, que le permiten dialogar con sus fantasmas y un piano, que sirve de apoyo y desahogo son la escenografía necesaria para que los actores recreen ese último momento de la vida de Discépolo , tan intenso como angustiante, tan esperanzador en su mensaje como doloroso en su vivir.

Y  vos ¿Qué opinás de Discépolo?

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4 comentarios en «Enrique, máscaras y tangos»

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