La unión y las canciones

Foto: Freddy Berro.

Admito que desde su anuncio el festival Mariposas de madera, un homenaje al rock argentino desde el rock argentino pensado y convocado por –el periodista y referente del rock, la cultura, ecología entre otras disciplinas meritorias– Miguel Grinberg, me generaba algunas dudas.

Se anunciaba una entrega de premios junto con una lista de importantes nombres de músicos imprescindibles de las dos primeras generaciones del rock local más algunos homenajes a algunos ilustres que ya no están físicamente.

¿Qué era lo que iba a pasar exactamente? ¿Una entrega de premios en la que músicos de la talla de León Gieco, Litto Nebbia, Emilio Del Guercio, Ciro Fogliatta, Juan Rodríguez, Claudia Puyó, Willy Quiroga, María Rosa Yorio (solo por nombrar algunos) van a recibir un premio y al finalizar el evento tocarán algunos temas todos juntos? ¿Un megaconcierto en el que todos ellos y algunos invitados sorpresa más van a recibir su distinción y a continuación van a cantar uno o dos temas cada uno?
Pero si eso pasa este evento tendría que durar… ¡cuatro horas por lo menos! ¿El teatro iba a dar sala por tanto tiempo? Como se iban a salvar cuestiones logísticas, armado y desarmado de sets, evitar acoples, etc?

En fin, el día fue antes de ayer, sábado 25 de agosto de 2018, y las dudas se disiparon
Hubo un par de ausencias respecto a los nombres anunciados. No muchos. En algún caso como el del bajista, co-fundador y compositor de Vox Dei, Willy Quiroga envió un video lamentando su ausencia involuntaria debido a un estado gripal que contrajo días atrás durante una gira.

El mega evento (porque eso es lo que fue) inició un cuarto de hora antes de las 22. Marcela Romero interpretó el clásico de Miguel Abuelo que bautizó el festival y a continuación Miguel Grinberg nos dio la bienvenida a todos.

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Hubo aplausos en un ámbito de alegría y ávido de escuchar muy buenas canciones y ver sobre el mismo escenario a importantísimas personalidades de la cultura rock.

Edelmiro Molinari (Almendra, Color Humano, La Galletita) fue el primer distinguido con el premio Mariposas de madera con el dibujo diseñado por la artista plástica Marité García y nos interpretó con su guitarra una página que escribió para el segundo disco de Almendra y que también recreó como solista Mestizo.

El siguiente distinguido con el premio cantó un tema a la vez que homenajeó a otro referente ya no presente en este plano. Miguel Zavaleta (Bubu, Ring Club, Suéter, Ray Milland Band) cantó El anillo del Capitán Beto en recuerdo al eterno Flaco Spinetta.

Cabe destacar y mencionar la performance del grupo Dostrestres, la banda que acompañó en esta canción a Zavaleta y que posteriormente también lo haría con otros grandes invitados. Es un cuarteto que integran Guido Spina en teclados, Germán Suane en guitarra, Ignacio Mayans en bajo y Nicolás Cuenca en batería. Contaron con la participación especial de Abel Pérez del grupo Canterville en guitarra acústica como músico invitado.

El conductor del evento, el periodista Gustavo Lutteral, anunció a Engranaje. Y ahí aparecieron en escena el enorme Osvaldo “Bocón” Frascino en guitarra y voz junto con Adrián Domansky (bajo) y Daniel Molinari (batería) para hacer dos clásicos de Pescado Rabioso que en parte llevan la autoría de Bocón Algo flota en la laguna y Me gusta ese tajo.

A continuación se anunció una nueva versión de Polifemo. Yo haría una salvedad ya que el trío que forman Rinaldo Rafanelli (bajo y voz), Gady Pampillón (guitarra y voz) y Juan Rodríguez (batería) es un trío de comienzos de la década del 2000 que periódicamente se reúne y hacen algunos shows. Su nombre es El Adoquín, y si bien en su repertorio hacen algunos temas de la banda que Rinaldo y Juan formaron en 1975 con David Lebón y a la que poco tiempo después se sumó Ciro Fogliatta, no es una versión renovada de aquel grupo clásico del Rock Argentino.
Hicieron un set que a mí en lo personal me gustó, con un clásico de Polifemo y dos versiones. Me gustó porque, según lo que escucho en grabaciones ya que lamentablemente esa época no la viví, fue uno de los momentos en que más se recreó el espíritu de los shows de los 70.
Uno podría imaginarse que estaba en ese mismo teatro cuatro décadas atrás viendo ese trío con sus destrezas, sus solos, algún acople incluso y una parte de zapada. Muy de los recitales de ese tiempo. Puedo mencionar como ejemplo Un hada, un cisne de Sui Generis en vivo.

El puesto de la batería estaba tan bien ocupado que el siguiente grupo, un trío también, cuenta tras los tambores nuevamente con Juan Rodríguez. Es tiempo del Kubero Díaz Trío con voz y guitarra del gran Kubero Díaz, integrante de La Cofradía de la Flor Solar (grupo al que Miguel Grinberg les pagó el primer demo), La Pesada…, Los Abuelos de la Nada, León Gieco entre otros. En bajo Daniel Saralegui.
Tocaron Para Miguel homenaje al Paladín Abuelo, del repertorio del trío y del CD Amaneceres y una versión bien country de La Pálida Ciudad.

A continuación uno de los momentos más esperados. El escenario fue hábitat del primer gran reencuentro de la noche. El sexteto Alma y Vida iba a recibir su reconocimiento (ya van 48 años de historia) y tocar algunas canciones. Empezaron con Del gemido de un gorrión, clásico de la música argentina del año 1973. Tras el saludo y las presentaciones de su saxofonista, el enorme Bernardo Baraj, se anunció el “invitado” que iba a subir a escena. Lo pongo entre comillas porque quien iba a sumarse al grupo nuevamente después de 44 años es el talentosísimo trompetista, tecladista y compositor Gustavo Moretto, músico fundamental de Alma y Vida del periodo 1971-1974 cuando se fue a fundar Alas. Y el tema no podía ser otro: Hoy te queremos cantar tema icónico que es fundamentalmente de Moretto con importantes aportes de Mellino y de Juan Barrueco.
Hubo un bis con Don Quijote de barba y gabán, otro clásico de aquel segundo disco del año 1972.

Y las emociones no aflojaron.
Pedro y Pablo, separados por las distancias físicas (Miguel Cantilo en este momento está en España) pero unidos por la amistad y el cantar. Y en estos tiempos en que la tecnología acorta kilómetros nos presentaron a un Miguel en video desde la pantalla con voz, guitarra y armónica y a Jorge Durietz en guitarra y voz en el escenario del Gran Rivadavia. Que sea al sol fue la canción superlativamente bella que cantaron para los presentes.

Llegó otro reencuentro histórico. Otro dúo. Aníbal Forcada (Oveja Negra y León Gieco) y Claudia Puyó reeditaron Ana Gris, aquel grupo de adolescencia que formaron en el oeste en los 70 que estrenó el clásico de Forcada (popularizado masivamente por León Gieco en la película Buenos Aires Rock de 1982): Blues de los plomos. Muy linda versión hicieron en esta oportunidad sus intérpretes originales.

Hubo un reconocimiento para los plomos (asistentes y trabajadores que montan, desmontan escenarios y ayudan a los músicos en la realización de los conciertos). Aníbal fue plomo, Claudia fue la primera plomo mujer y el histórico Quebracho recibió una importante distinción a su trabajo (al hablar mencionó entre otros a Totó y a Vikingo célebres asistentes de escenario del rock argentino) así como el mítico Conejo García. También el gran iluminador Juan José Quaranta recibió un diploma de honor.

Claudia Puyó también homenajeó a Miguel Abuelo con Himno de mi corazón mechado con un fragmento de Heroína de Sumo.

Y otro gran momento se avecinó. Porque se homenajeó a Alejandro Osvaldo De Michele, integrante fundador de Pastoral en 1973 y que un trágico accidente le arrebató la vida en mayo de 1983.
Nuevamente la tecnología nos acercó y desde la pantalla pudimos ver al otro fundador de Pastoral, el MAEstro (lo digo no solo por las iniciales de su nombre sino también por el trabajo que como docente desempeña hace años en Río Gallegos) Miguel Ángel Erausquín entonó En el hospicio. También en versión de dúo porque en el escenario del teatro de Floresta se unió en esta versión del clásico de Pastoral la voz y la guitarra de Aníbal Forcada.

Llegó el momento del set de María Rosa Yorio, cantante, compositora. Destacada integrante del movimiento del rock acústico de los 70. Integrante de PorSuiGieco, Nito Mestre y los Desconocidos de Siempre y posterior solista.
También homenajeó a Luis Alberto Spinetta con su versión de Figuración del primer disco de Almendra publicado a comienzos de 1970.
Siguió el tema que abre el segundo lado del LP de PorSuiGieco (el super grupo formado por Charly García, Nito Mestre, Raúl Porchetto, León Gieco y María Rosa). Este tema es de autoría de Charly pero la voz le corresponde a María; Quiero ver, quiero ser, quiero entrar.
Afortunadamente hubo un bis y como tercer tema María Rosa cantó impecablemente un tema de la época de Nito Mestre y Los Desconocidos de Siempre grabado por PorSuiGieco en el disco Música del alma, el tema también de autoría de García Iba acabándose el vino.
Realmente la performance de Maria Rosa Yorio me emocionó. Fueron tres canciones hermosas que interpretó junto a Dostrestres.

Tras un cántico fuera de lugar de una parcialidad del público que prefiere odiar e insultar al presidente a disfrutar del arte, la sensibilidad y el trabajo de tan grandes músicos prosiguió la gran noche. Gustavo Lutteral anunció la reunión de Aquelarre. Desafortunadamente ya sin su tecladista original Hugo González Neira que partió físicamente a mediados de 2016, este grupo fundamental de la década del 70 que incluso tuvo un periodo en que fueron pioneros del rock en castellano en España, subió a escena con Rodolfo García en batería, Héctor Starc guitarra y voz, Emilio Del Guercio bajo y voz y el invitado especial, el maestro Lito Vitale (MIA, Baglietto-Vitale, Vitale-Baraj-González, entre otros) en teclados.
Interpretaron cuatro temas sin dejar afuera los clásicos Canto y Violencia en el parque. Otro gran regreso de esta noche.

A continuación otro pionero del Rock Argentino, de Quilmes. Co fundador con Willy Quiroga, Rubén Basoalto y Juan Carlos Godoy de Vox Dei: Ricardo Soulé.
Abrió y cerró su performance con Ritmo y blues con armónica y también tocó el clásico de su autoría Presente. Se disculpó por no estar en un 100 % con sus capacidades vocales, aun así su set fue muy disfrutable.

Marcela Romero volvió a escena, esta vez con una trío femenino de cuerdas, para hacer el himno que compusieron Ramsés VII (o “Tanguito”) y Hernán Pujó. Tema que también grabaron Invisible y Spinetta en su etapa solista, Amor de primavera.
Mientras esta delicada versión sonaba en pantalla se veían imágenes de distintos músicos que ya no están entre nosotros. La gente acompañó las imágenes con aplausos de variada intensidad.

Previamente había entregado uno de los premios y ahora se subía al escenario Ronan “Ronny” Bar portando su bajo y con el grupo Pelvis, banda pionera del rockabilly en Argentina a mediados de los 80 que armó con quien sigue al mando de la batería, el inimitable Loquillo Armoza.
Recordemos que tanto Ronny como su hermano Adrián Bar empezaron tocando en su grupo Orion´s Beethoven a fines de la década del 60 lo que marca que integran la primera generación del Rock Argentino.
Pelvis tocó Malos vecinos (original del segundo disco de Orions regrabado por Pelvis para el trabajo que les produjo Sandro) y el hit Hasta que salga el sol de Orions año 1982.

A continuación Adrián Bar hizo su sección interpretando otro tema de Orions. Del primer disco Volando alto el tema En un cuarto vacío contando con las participaciones especiales de Ricardo Sreiff (Triciclosclos) y Raúl Porchetto.

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Un nuevo envío desde el exterior que se materializaba en la pantalla. En esta oportunidad observamos un reencuentro de tres compañeros de escuela que en El Palomar formaron en los 60 una banda recordada y muy particular. También integrantes de la generación fundadora del Rock Argentino y pioneros en la fusión del rock y el folclore. Desde Los Ángeles Gustavo Santaolalla, Ara Tokatlián y Guillermo Bordarampé, es decir: Arco Iris, mandaron un saludo, desearon paz y nos regalaron un fragmento de Mañana campestre.
Fue muy lindo ver nuevamente juntos a los Arco Iris compartiendo un momento. La última vez que se los vio así (también en video) fue en 2017 y para la anterior vez ya habría que remontarse a mediados de la década del 70, antes de que Santaolalla emprendiera su propio camino.

Ya habían pasado algunas horas de este megaevento y no se terminaban las sorpresas y las presentaciones de grandes maestros. En tanto su ideólogo, el infatigable y emprendedor Miguel Grinberg, observaba todo sentado desde un costado del escenario.

Un teclado nos daba una idea de quien sería el otro gran maestro que iba a exponer su vida y su música. Y subió el primer gran compositor de esta historia, el co-autor del primer himno, un referente indiscutible; Litto Nebbia. Interpretó a teclado y voz Ayer nomás, Solo se trata de vivir, Quien quiera oír que oiga y cerró con El rey lloró. Todos clásicos de los 60 y de los 80.

Más pioneros: Suben dos Gatos Salvajes, pioneros y también fundadores del rock local desde Rosario. Ciro Fogliatta en teclados y voz y Juan Carlos “Chango” Pueblas homenajearon al gran Pajarito Zaguri con los temas Seis o siete cuadras de la estación y Chamuyando los blues. Junto con María Luz Carballo en guitarra, Ignacio Mayans en bajo y Nicolás Cuenca en la batería inundaron el Gran Rivadavia del mejor y más puro blues.

Eduardo Frezza (bajista y co-fundador de El Reloj) y Litte Graziano recibieron el premio perteneciente a El Reloj, banda fundamental del hard rock local. Eduardo recordó a los integrantes que ya no están presentes: Luis Valenti, Juan Espósito y Willy Gardi.

Desde los primeros momentos del show el presentador anunciaba que entre otras sorpresas de la noche, se iba a volver a escuchar un tema que no sonaba en vivo desde el Festival del Amor, mítico encuentro en el estadio Luna Park convocado por Charly García en noviembre de 1977, Y llegó el momento. El tema es Boletos, pases y abonos, original del primer disco de La Máquina de hacer Pájaros del año 1976.
¿Los músicos? Gustavo Bazterrica y José Luis Fernández (guitarrista y bajista de La Máquina…), Juanito Moro (hijo del inolvidable Oscar Moro), Lito Vitale en teclados y sintetizadores, Gisela Varacca en percusión y Ana Quatraro (corista original de la primera época de La Máquina…) en voz.

Alejandro Medina fue el siguiente gran músico. Atravesando un momento particular, se está terminando de reponer de un trasplante de hígado realizado en diciembre del año pasado dos días después de tocar con su banda La Medinight en este mismo escenario. Su performance constó de tres cancones.

Tras un único intervalo en esta gran jornada que ya superaba largamente las cinco horas de comenzada, el escenario fue para Nito Mestre y su banda. Hizo un medley de temas de Sui Géneris que incluyó Dime quien me lo robó, Alto en la torre y Nena (así se llamaba este tema en la época del Adiós Sui Generis posteriormente en Serú Girán se denominó Eiti Leda).
Otro clásico de Sui Cuando ya me empiece a quedar solo con un teatro completo presto a unir palmas en esa parte en que la letra dice “un millón de manos que me aplauden”.

Ahora fueron Nito y León Gieco, el nuevo gran integrante presente en el escenario, los que recordaron a PorSuiGieco haciendo La colina de la vida.

Luego de desear “buenos días” en alusión al horario que estaba transcurriendo León, con armónica y guitarra, cantó La memoria de su CD Bandidos rurales.

Sube Raúl Porchetto y hacen juntos Bajaste del norte de autoría de Raúl y que León grabó en sus discos Pensar en nada y El vivo de León.

Raúl toca Sentado en el umbral de Dios y convoca a su hijo Daniel para que junto a todos hagan Algo de paz.

León Gieco también mencionó a tres damas del Rock Argentino, no presentes en la sala, a quienes se les van a hacer llegar sus premios Mariposas de madera: Diana “Lengua Negra” Bifulco, Carola (autora del disco Damas Negras) y Gabriela.

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Y en la recta final de esta gran jornada de música y premiaciones a PorSuiGieco le faltó una “Ch” pero igualmente se revivió el espíritu de esta mítica agrupación con potentes versiones de El fantasma de Canterville y La mamá de Jimmy.

Era el final y el telón había cerrado, pero Lutteral insistió y nuevamente se volvió a abrir para un saludo final y un tema final.

¿Cuál si no? El mismo que había abierto la noche pero ahora con todos los músicos que todavía estaban presentes frente a los micrófonos. Con las luces del teatro encendidas. Con la gente que se adelantó en los pasillos para estar y cantar más cerca de los músicos a los admiran: Mariposas de madera sonó una vez más.

De cierta desconfianza por mi parte –aunque obviamente el nivel de los músicos anunciados y la seriedad que caracteriza a Miguel Grinberg eran señales muy positivas– a la alegría y agradecimiento por haber visto desde las butacas este festival celebratorio pasaron seis horas. Sí, ese fue el tiempo que abarcó esta inolvidable jornada.

Pese a lo que se podría suponer en un caso así, con tantos músicos, tantos cambios y tantas formaciones distintas, el sonido fue muy bueno. Hubo algún acople o algún desperfecto pero sobran los dedos de una mano para contarlos. El cambio de sets fue bastante rápido también. Las desprolijidades del caso, a mi parecer, se redujeron al mínimo y las performances generales fueron de muy buenas para arriba.

Fue un homenaje del rock al rock. De grandes artistas que hace tiempo dejaron huella. Pero creo que también fue un homenaje del rock a Miguel Grinberg. Ese Miguel que organizó el festival Aquí allá y en todas partes en 1966. El que escribió el imprescindible Como vino la mano. El que difundió, criticó y alentó todo el movimiento desde radio y gráfica. El que rescató de la destrucción algunas grabaciones del programa que Litto Nebbia hizo en radio Municipal en 1973, que incluye temas inéditos y versiones de Sui Generis, Roque Narvaja, Miguel y Eugenio, Moris y el propio Nebbia.
El mismo Miguel que cada madrugada de sábado desde Radio Nacional nos entrega “Rock que me hiciste bien” con reflexiones y canciones de los pioneros, los del medio y los actuales. Artistas sin filtro y con total libertad.

Este festival ya es parte de la historia, como los BA Rock, como el Beat Baires, el Acusticazo, el Festival Pinap, el Festival del Amor y el de Spinetta y sus Bandas Eternas.

Gracias a todos los que lo hicieron posible.

Y vos ¿estuviste ahí? ¿qué opinás?

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